POESIA VIDA.
La mujer llora y ríe. Viene y sonríe sobre viejos tapices. Duerme bajo la luz de los espejos y renace y se crea. Corzas ligeras cruzan por el valle, y la mujer tejiendo sueños. La mujer llora y ríe. Se tiende bajo el alba, en las estrellas, y se entrega sonriendo cuando bajan los hombres a buscarla. Qué oleadas de placer surcan su cuerpo abierto. Cómo llega la entraña y la ilumina, y el rostro duerme y anda. Y silencio. Y músculo dormido. Por los ojos dormidos regresa la ternura. Los días son y vienen para ella. ¿Qué podría esperar del junco inmóvil? Absurdamente, oscuramente los labios regocijan el encuentro, y la mujer retorna y está junto a nosotros, nos mira, nos descubre. Por la piel nacen viejas fragancias retorcidas. De qué raíz la savia purifica. Integra, solitaria, la mujer corre por las playas desiertas, y el mar siempre retorna. Ahora estamos frente a un velero roto; ancladas naves